Uno de los tantos mitos que rodea al mundo de las dietas es el de la idoneidad de cenar o no alimentos que contengan carbohidratos.
Por norma, se aconseja que en la cena no se incluyan alimentos con altos niveles de carbohidratos, ya que estos no serán eliminados por el cuerpo durante la noche, pero en la práctica no será así.
Partamos de la base de que todos los carbohidratos no son iguales, ya que encontraremos unos "carbos" más beneficiosos que otros, o mejor dicho, que harán menos daños que los otros.
Por un lado tenemos los carbohidratos simples, que son los dulces, chucherías, pasteles -todo aquello que lleva azúcar y que tanto nos gusta, en general- y los carbos complejos, que lo forman las legumbres, verduras y cereales o arroces integrales.
Precisamente serán los del segundo grupo los carbohidratos buenos que podremos consumir sin ningún problema siempre y cuando controlemos la dieta. Es por ello que no debemos estar tan atentos a la hora en la que se coma, sino al tipo de hidrato que es.
¿Y por qué se aconseja comerlos durante el día?
Esto es fácil. Los hidratos de carbono son una útil fuente de energía de la que tirará nuestro cuerpo, por tanto será la más idónea para poder hacer deporte o simplemente llevar una vida activa.
Por tanto, mantén una dieta equilibrada en todo su recorrido y no repares o no le des una importancia trascendental a la hora en la que te comes un trozo de pan. En la medida y el equilibrio estará la clave, siempre.
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